“La practica sin ser revitalizada por la reflexión científica deviene en rutina que se autofágotiza. O diciéndolo de otra manera: de esa rutina nacerá su misma desprofesionalización“ (Sáez, 2003,97/98).
“La Educadora Social y el educador social es la/el profesional que ejerce la Educación Social. Puede ser diplomada/o en Educación Social o habilitada/o por algún colegio profesional en función de los requisitos del mismo.
La ASEDES-APESCAM (2004) define la educación social como: Derecho de la ciudadanía que se concreta en el reconocimiento de una profesión, de carácter pedagógico, generadora de contextos educativos y acciones mediadoras y formativas que son ámbito de competencia profesional del educador social, posibilitando:
Nuevamente en palabras de Julia A. (1998,) Nos recuerda que “lo que caracteriza al trabajo del/la educador/a social es conseguir en el grado máximo posible la socialización de los sujetos de su intervención”.
Otros autores como Percerisa A, Gine N. Forés A (2010, pág. 13) de forma complementaria “la conciben como un proceso de desarrollo individual que se ubica, está influido y toma como referente un marco social. La educación social se entiende como una intervención dirigida al conjunto de las capacidades de la persona, para ayudarle a ser competente social, emotiva, cognitivamente.”
Por su parte, Petrus A. (1998, pág. 72) nos recuerda que “la educación social realizada y pensada en nuestro país esta, todavía íntimamente ligada a una función de ayuda educativa a personas o grupos que configuran la realidad social menos favorecida. Con todo, hay otros campos de acción o intervención socio-comunitaria que le competen.
Tomando como referencia a Martin, Mª Jesús (2003, pag.95-123) podríamos citar diferentes ámbitos que se encuentran dentro de nuestro campo de acción:
En palabras de Chamseddine M. (2013, p.2) “Hemos de situarla en Francia, en lo que podría ser el precedente de la educación social –denominado educador especializado-, hace mas de 60 años cuando en julio de 1947, fecha en la que se fundó la asociación nacional de educadores de jóvenes inadaptados (ANEJI) para paliar los múltiples problemas provocados por la industrialización, por la segunda guerra mundial y anteriormente por el cierre de las “casas paternales” dejando a niños y adolescentes en la calle vagabundeando e introduciéndose en la delincuencia e inadaptación social”.
Tiana A. (2017, p.81) nos recuerda que “La constitución de la educación social como un campo académico y profesional consolidado es un fenómeno reciente, que solamente se ha producido en las últimas décadas del siglo XX. En los últimos cuarenta años han ido apareciendo perfiles profesionales con distintas denominaciones (educador de calle, monitor de tiempo libre, monitor ocupacional, alfabetizador, educador de adultos, animador sociocultural, educador en instituciones cerradas o abiertas, por no citar sino algunos términos usuales), que con el paso del tiempo se han ido integrando en el grupo de profesiones que hoy conocemos con la denominación genérica de “educador social”.
Por su parte, Antoni Julia I Bosch, (1998, p.31) enfatiza en este de venir de la profesión, enmarcándola “en la aparición en octubre de 1991 del Decreto ley porque el que se regulan los estudios de la diplomatura en Educación social.
Este hecho deseado, (...) desencadena una serie de acontecimientos de suma importancia para el devenir de los educadores:
De este último aspecto nace la gestación del proceso de homologaciones, convalidaciones e idoneidades a fin de que el encuentro de estos dos colectivos sea armónico y permita construir el marco adecuado para un buen desarrollo profesional.”